Según diversos estudios, el consumo moderado de chocolate oscuro puede tener efectos beneficiosos en la salud cardiovascular. Los antioxidantes y los flavonoides presentes en el cacao pueden ayudar a mejorar la circulación sanguínea, reducir la presión arterial y disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas. Sin embargo, la misma literatura científica señala que el chocolate contiene teobromina, un compuesto similar a la cafeína que también puede tener un efecto excitante en el sistema nervioso central.
“Este estimulante puede afectar el sueño al bloquear los receptores de adenosina en el cerebro, lo que dificulta conciliar el sueño y mantenerlo durante la noche”, explica Andrés Silva, neurólogo de Clínica Somno. Desde el mismo centro recomiendan evitar la cafeína desde las 15 horas, dado el tiempo que tarda el cuerpo en eliminarla.
Por otro lado, la gran mayoría de chocolates disponibles en el mercado contienen una gran cantidad de azúcar y grasas que pueden potenciar el sobrepeso, condición que favorece el desarrollo de dificultades para conciliar el sueño, tales como despertares frecuentes durante la noche, somnolencia diurna y apneas. Puntualmente, sobre este último trastorno del descanso que responde a pausas en la respiración durante el sueño, existe una asociación significativa entre ambas patologías, ya que el exceso de grasa alrededor del cuello y la garganta puede obstruir las vías respiratorias mientras se duerme, por lo que es frecuente su comorbilidad.
Si bien el consumo de chocolate en grandes cantidades puede ser negativo, este alimento también puede traer beneficios si se elige uno rico en cacao bajo en azúcares añadidos. Por ejemplo, mejora el estado de ánimo, ya que “contiene compuestos que pueden aumentar la producción de endorfinas y serotonina, neurotransmisores asociados con el bienestar y la felicidad, lo que puede tener un efecto positivo en el estado de ánimo y ayudar a reducir el estrés”, detalla el experto.