Las ideas de ser visitado por aliens, ver fantasmas de pie junto a la cama o alucinar con pasos en el piso de arriba pueden generar un comprensible estado de insomnio entre las mentes más inquietas. El círculo se completa con cuadros de ansiedad alimentados por estas fantasías o la exposición a películas, cuentos o anécdotas sobre lo que le pasó “al amigo de un amigo”. Pero la falta de sueño asociada a estos estímulos ha sido estudiada por la Universidad Goldsmiths de Londres donde, desde un enfoque científico, se analizaron las respuestas de 8853 personas en una encuesta sobre calidad del sueño y creencias paranormales.
El estudio determinó cómo el sueño afecta las convicciones de las personas con respecto a asuntos como la existencia de fantasmas y demonios, el destino del alma después de la muerte y la posibilidad de que los extraterrestres caminen entre nosotros. La principal conclusión determina que las personas que duermen menos horas por noche son más propensas a creer en estas teorías. Mismas personas que, por lo mismo, tardan más en conciliar el sueño y luchan contra el insomnio. Al día siguiente, estas mismas personas, reportan “una menor eficiencia del sueño”. Curiosamente, dos tercios de los encuestados dijeron experimentar regularmente el fenómeno de la parálisis del sueño y creer firmemente que que los extraterrestres conviven con los humanos en la Tierra. Esto, en comparación con solo el 3,4% de la muestra total.
Otras conclusiones de estudio señalan que la presencia de síndromes como la parálisis del sueño, la cabeza explosiva (despertar por fuertes ruidos inexistentes) o el insomnio crónico pueden incluir alucinaciones auditivas y visuales y pueden favorecer la creencia en contactos alienígenas, fantasmas y otras teorías conspirativas: “Por lo tanto, una explicación para estas asociaciones es que alguien que experimente sonidos o imágenes asociadas con el sueño podría interpretar esto como evidencia de que existen extraterrestres u otros seres sobrenaturales”, indica este estudio que, podría ayudar a determinar trastornos del sueño entre quienes profesan ciegamente estas creencias.
Puedes acceder al paper completo en el Journal of Sleep Research .
